AURORA DEL ESTADO-NACIÓN: OCASO DE LA CRISTIANDAD
…el imperio de los Austrias constituye la mayor fuerza conocida contra las nacionalidades y sólo las fuerzas que lo resistieron con éxito forjaron algo parecido a una nación.
¿Qué imperio?, de José Luis Villacañas; Almuzara, 2008; pgs. 24-25.
“Había que encontrar una nueva exhortación emocional para llenar el vacío dejado por la convicción espiritual; el sentimiento nacional se derramó para tapar la grieta.
El principio absolutista y representativo estaba perdiendo el apoyo de la religión; ganó el del nacionalismo. He ahí la clave del desarrollo de la guerra en su período final. Los términos protestante y católico perdieron paulatinamente su vigor, mientras los términos alemán, francés, sueco se acumulaban amenazadoramente. La lucha entre la dinastía de los Habsburgo y sus oponentes dejó de ser el conflicto entre dos religiones para convertirse en la lucha de las naciones por un equilibrio de poder. Un nuevo criterio sobre lo bueno y lo malo surgió en el mundo político. La vieja moral se resquebrajó cuando el mismo Papa se opuso a la Cruzada de los Habsburgo y cuando la Católica Francia, bajo la guía de su gran Cardenal, proporcionó ayuda a la Protestante Suecia. Tras esto, de un modo rápido e imperceptible, la Cruz dejó paso a la bandera; y el grito Sancta Maria de la Colina Blanca al Viva España de Nördlingen.”
The Thirty Years War, de Cicely Veronica Wedgwood [traducción propia]; The New York Review of Books, 2005; pg. 373.