TIEMPOS DE SALVAJE HERMENÉUTICA
por El Responsable
En cada nueva publicación veo un pañuelo caer. Y analizo la trayectoria, la dirección del viento, el color del tejido.
Ah, todos los poderes que la Facultad me otorgó, los empleo en el donoso escrutinio de tus frases y silencios. Tus comentarios son manuales de Filosofía a los que aplico un formidable aparato crítico. Y mis notas al pie crecen sin medida, arrinconando tus exiguas palabras en lo alto de la página.
Y si lo compartido es una canción, hago el comentario de texto de la melodía, y fuerzo la armonía con mis más pujantes deseos. Estrangulo versos blancos para que rimen en consonante y encuentro tonalidades clásicas en dodecafonismos evidentes.
Le impongo mi sentido al despreocupado caos de tus decires y precipito semánticas amables en hechos donde yo ni siquiera existo.
Descubro sorprendentes destinos donde moran apenas humildes casualidades. Y si el delirio me arrastra a ponerme al descubierto, tus risas inocentes me devuelven la cordura de un razonar baldío y yermo.
Mas, ¿quién opta por la triste razón, en tiempos de salvaje hermenéutica?